Si hay justicia en este mundo para mí es la reencarnación. Con ella, somos realmente iguales. Sólo la reencarnación explica el equilibrio de la vida.  Con la concepción ocurre la unión del alma con el cuerpo físico que se fortalece en el instante del nacimiento. Antes de reencarnar el espíritu esta siempre cerca del embrión, por eso que algunos medios videntes ven a un niño cerca a las señoras embarazadas.
El espíritu del reencarnante inicia un proceso de reducción de su estructura orgánica para adaptarse a su futuro cuerpo. A los tres meses la estructura anatómicas del cuerpo y el espíritu se tornan exactamente iguales en cuanto a feto y espíritu. Por eso que se puede considerar un aborto como un crimen contra las leyes de los hombres, de la naturaleza y de Dios. Ese espíritu que sufre la agresión se siente frustrado y perturbado, por ser su proceso de reencarnación interrumpido abruptamente.

En la reencarnación, las almas gemelas, están vinculadas por lazos de afecto u odio, se sienten atraídos por el mismo encuentro, con el fin de consolidar su unión. Por eso en una relación familiar es importante para revelar sentimientos de a poco, para no perder la oportunidad dada con la reencarnación.

Los espíritus no tienen sexo, los homosexuales son espíritus que reencarnan con el sexo distinto del que se han adaptado. Lo mismo se refiere a los hombres afeminados, para las lesbianas. Todas estas personas deben ser objeto de respeto y comprensión, ya que viven interiormente muchas veces con una  terrible conciencia y sufren amargas frustraciones. Se les debe ayudar y jamás menospreciarlas.

La evolución espiritual se produce por igual en hombres y mujeres, no hay diferencia, depende de la capacidad de la evolución de cada uno, independientemente de raza, color o religión. Antes de reencarnar el alma se mantiene en el plano astral terráqueo, ese tiempo  es determinado por el grado de logros evolutivos.